martes, 1 de diciembre de 2009

LA JUVENTUD DE HOY

En medio de los comentarios de los grupos de izquierda de la universidad, quienes manifestaban y aún sostienen la tesis que la juventud de hoy se volvió oportunista, egoísta, facilista, apolítica, reaccionaria y más. Se suele caer en la simple y poca elaborada afirmación de que la juventud de hoy debería ser como la de los años 60 y 70, que ahora se han perdido los valores y que esta nueva generación de jóvenes no vale la pena.
Así, los discursos se pierden en afirmar que el movimiento estudiantil de los 60 y 70 debería volver y el estudiantado jugar ese papel protagónico de aquellos tiempos en nuestra sociedad, que la universidad debería ser ese espacio de debate y discusión entre trotskistas, maoístas, guevaristas y demás seguidores de la doctrina de Carlos Marx y que todo aquel que no es socialista es un reaccionario, traidor del pueblo, burgués, pequeño burgués, y que debería ser tildado con los términos más fuertes y despectivos que figuran en los viejos círculos y diccionarios de izquierdistas o socialistas ortodoxos.
Por el contrario, si llegamos a comprender mejor la marcha de las sociedades, tendremos claro que las sociedades y las generaciones cambian permanentemente, muy bien lo señaló Ortega y Gasset: las generaciones cambian cada quince años. Así es que no podemos renegar de algo que quedó en el pasado y que es imposible que vuelva. La juventud de los sesentas y setentas vivía otra realidad, había una URSS que le hacía contrapeso al poder norteamericano, una revolución cubana triunfante, un mayo del 68, una forma de Estado caracterizado por una mayor intervención, una concepción de desarrollo de postguerra muy distinta a la de hoy y otros acontecimientos que justificaban la existencia de una juventud como fue el movimiento estudiantil latinoamericano.
Esto cambió con las reformas neoliberales que se dieron en nuestro continente latinoamericano, cayeron muchas dictaduras y se comenzó a poner en marcha en muchos países el modelo democrático liberal. Es así que a principios de los 80 se comenzó a configurar una nueva forma de organización de la juventud, muy distinta al clásico movimiento estudiantil que existía: surgieron los grupos propiamente juveniles. El movimiento estudiantil ya no era representativo, había perdido credibilidad y los clásicos paradigmas políticos se iban perdiendo, las diversas culturas juveniles ya no se sentían representados por los representantes.
Esta heterogeneidad juvenil que se manifestó encontró su mejor salida en la conformación de múltiples colectivos, estaban los jóvenes que se dedicaban a la música, a las danzas, a realizar trabajos comunitarios, instalar una biblioteca en el barrio, organizar campañas de limpieza, dar propuestas para solucionar los problemas inmediatos de sus distritos, etc.; quienes trabajaban en sus parroquias en las catequesis, quienes organizaban campeonatos deportivos y demás.
Aunque se sigue comentando que esta heterogeneidad de manifestaciones juveniles significa la pérdida del interés por el cambio social, se constata que no es así, lo demuestran las investigaciones de muchos sociólogos dedicados al tema juvenil y las actividades que realizan muchas organizaciones juveniles en sus localidades. Muchas iniciativas de los jóvenes por trabajar por el desarrollo de sus localidades a partir de la solución de problemas concretos, inmediatos ha recibido el respaldo de las autoridades políticas locales y nacionales; ahora se cuenta con leyes y normas que promueven la participación juvenil en diversos espacios, una muestra de ello es la Ley del Concejal Joven.
La ciudad del Cusco tiene más de 20 organizaciones juveniles que trabajan por el desarrollo de sus localidades. Por ejemplo una de ellas es la Red Juvenil Noroccidental de la provincia de Cusco, que agrupa a 30 grupos juveniles de cada barrio o asociación pro vivienda. Ellos han ganado diversos concursos con proyectos de desarrollo para su localidad, éstos van desde las iniciativas de reforestar el distrito hasta el fortalecimiento de capacidades en los jóvenes, para que haya una mejor y sólida organización de jóvenes. Ahora muchos de ellos participan en las asambleas barriales, en los presupuestos participativos, en las juntas directivas barriales, en el frente de defensa de los intereses, en la municipalidad del Cusco tienen un representante y piensan lanzar un frente social que agrupe a todos los jóvenes de la región que hayan tenido experiencias similares. Sin duda que tendrá mucha fuerza, ya que muchos jóvenes no participan en la política debido a que las estructuras clásicas de manejo no cambian y son unas cuantas personas quienes controlan estos aparatos.

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